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Luca Alinari

Florencia, Italia 1943

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Luca Alinari nace en Florencia en 1943 donde todavia vive y trabaja. Comenzó en 1968 con una exposición en la Galleria Inquadrature de Florencia. A partir de entonces ha expuesto en muchas ocasiones en galerías y museos italianos y extranjeros: La Medusa Roma ('73), Davico Torino ('74), Studio Palazzoli Milano ('81), Banco Spirito Santo Napoli ('82), Magazzini del Sale Siena ('84), il Milione Milano ('85), Sala d'Arme di Palazzo Vecchio Firenze ('86), Museo di San Marino ('88), Rotta Genova ('92), Palazzo reale Milano ('93), Muso Villa Croce Genova ('95), Biennale di Venezia ('82), Quadriennale di Roma ('86), DYPTYK ('89), Pala zo Medici Riccardi (2000), Santa Maria da Feira (Portugal, 2002), Galleria Menhir La Spezia ('2002) Galleria Daniele Ugolini Firenze (2002), Pinacoteca Conversano - Finoglio (2003), Galleria Adler Parigi (2003), Palazzetto Alamanni Montevarchi (2003), Galería Luis Burgos Madrid (2003).

Las magias de Luca Alinari son fuente continua de desconcierto, admiración, sorpresa. Es como si l. doctissimo y elegantisimo pintor, hiciera de todo para evitar a quien lo observa. Y cuanto más lo miras, más se aleja. En cambio, todo debería llevarnos en sentido contrario. Su extraordinaria pincelada define formas dúctiles y sutiles, marcadas por un esti lo personalísimo e inconfundible. Cada obra lleva un título que debería concretar de manera circunstanciada sus contenidos. Pero eso no sucede. La relación entre el título y la imagenes enajenante y desconcertante, incluso no está muy claro si la imagen debe o puede ser descifrada como enigma o ironía, explicación o encubrimiento. Es indicativo que en el año 2000, con ocasión de la espléndida exposición de Alinari en ese lugar mágico que es Porto Venere, hayamos podido leer en el catálogo testimonios, escritos en momentos diversos, de dos grandes escritores nuestros como son Domenico Rea y Raffaele Nigro, que reflejan aproximaciones a su arte totalmente diferentes, y aun así ambos justificados por una finisima sensibilidad y agudeza crítica. Nigro sostiene que en la falsa alegría de las obras bucólicas de Alinari se celebra la infelicidad del mundo asesinado por el progreso" y tiene muy buenos motivos para expresarse en este sentido, mientras que Rae dice que "un cuadro de Luca Alinari en una casa es una señal de paz. Estamos de acuerdo con esta última tesis que en el fondo no contradice del todo la idea de Nigro, pues en la obra de Alinari, chispeante y tersa se refugia siempre una especie de solemne e íntima contrariedad.

Este hombre que escruta con paciente atención las bellezas de la Naturaleza, que juega con las palabras y con los símbolos, tiene la gran sabiduría y profundidad del niño que se dedica a sus fantásticas operaciones total y radicalmente absorbido por ellas, Los juegos no sondiversión, sino síntesis del mundo y de nuestra misma percepción. La aérea levedad de Alinari es, en cierto sentido, la insostenible levedad del Ser que arrastra a cada individuo a este mundo particular, como en el viaje de Alicia en el País de las Maravillas, con la mirada pasmada de un superviviente de la Beat Generation desembarcado en un universo imposible pero paralelo al real y donde vive cómodo y satisfecho.

Quienes caen dentro han de aceptar las reglas y moverse allí ágilmente, cargados de recuerdos y memorias que no se recuerdan con claridad, donde nos parece que hemos estado ya pero sin claras referencias. Un universo en cierto sentido encantado. Un posible modelo en el gran espacio estético dentro del que disfrutamos parándonos.

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