Eduardo Chillida
San Sebastián, 1924 - 2002
Eduardo Chillida es reconocido internacionalmente como uno de los grandes escultores del siglo XX, pero también fue un grabador excepcional, con una obra gráfica que refleja las mismas preocupaciones formales y conceptuales que su escultura. A lo largo de su carrera, Chillida exploró las posibilidades del grabado, creando series que destacan por su intensidad y profundidad.
En su trabajo como grabador, al igual que en su escultura, Chillida investigaba las relaciones entre espacio, materia y vacío, utilizando líneas y formas abstractas para generar una tensión entre los elementos. Se interesó especialmente por la relación entre la superficie y el fondo, explorando cómo las formas geométricas y orgánicas interactúan para sugerir una noción de espacio "inhabitable" o metafísico.
Chillida también experimentó con diversas técnicas de grabado, como la litografía, la serigrafía y la xilografía, manteniendo siempre un rigor formal y una búsqueda constante de nuevas soluciones visuales. Su obra gráfica es considerada tan importante como su escultura, ya que ofrece una visión complementaria de su trabajo y demuestra su versatilidad artística.
A lo largo de su vida, Chillida expuso sus grabados en numerosas instituciones internacionales, y su obra gráfica se encuentra en colecciones de museos de renombre, consolidándolo como una figura clave no solo en la escultura, sino también en el arte gráfico.